Cinco faltas de ortografía
Nota: 4
[...]formación de un ejército nacional basado en el reclutamiento obligatorio. Los ejércitos franceses, formados por campesinos y artesanos llamados a las armas, salvaron la República revolucionaria frente a las tropas europeas que representaban al Antiguo Régimen.
En la primavera de 1793, las levas y la carestía de las subsistencias provocaron protestas y revueltas campesinas, como la sublevación contrarrevolucionaria que estalló en la región de la Vendée, donde se llegó a crear un ejército a favor de la monarquía. Apoyado por la nobleza y el clero refractario. Mientras tanto, en un ambiente casi de guerra civil, las clases populares urbanas protestaban en París contra la escasez y la especulación, y pedían un Gobierno de carácter más social y democrático.
En julio de 1793 llegó al poder Robespierre. Los jacobinos, con el apoyo en las calles de la multitud formada por los sans-culottes, habían conseguido desplazar del Gobierno a los dirigentes girondinos. Empezaba la época de la Convención jacobina o montañesa, el período más exaltado de la revolución.
Se proclamó una nueva Constitución con su carácter mucho más democrático y social que la anterior, basada en la soberanía popular y el sufragio universal. los jacobinos establecieron un nuevo calendario republicano, promovieron la educación primaria gratuita, suprimieron el culto religioso y crearon las fiestas laicas dedicadas a la Razón.
Al mismo tiempo dictaron toda una serie de reformas sociales que afectaban a la propiedad de la tierra, los salarios mínimos y el precio de los artículos de primera necesidad. Recogían así algunas de las demandas de las clases populares más radicales. Robespierre, al frente del Comité de Salvación Nacional, decretó una serie de medidas excepcionales que pretendían eliminar a los enemigos de la revolución.
Era el <<despotismo de la libertad>>, una sangrienta política represiva que se conoce como el Terror. A las detenciones, procesamientos masivos y juicios sumarísimos les sucedieron miles de ejecuciones (unas 40000 personas) de todos aquellos considerados <<enemigos del pueblo>>.
2.4 El Directorio (1795-1799)
El 27 de junio de 1794 (9 termidor de año II) se produjo lo que se conoce como reacción termidoriana. La burguesía moderada, con el apoyo del ejército, puso fin a la experiencia de la república igalitaria y jacobina. Robespierre y sus principales partidarios fueron detenidos y acabaron en la guillotina.
La Convención pasó a manos de dirigentes conservadores, que anularon la legislación democrática, clausuraron los clubes y sociedades patrióticas y, en septiembre del año siguiente, decretaron la Constitucion del año III. Con sufragio censitario, dos cámaras legislativas (Consejo de Ancianos y Consejo de los Qionietos) y un poder ejecutivo encabezado por un Directorio de cinco miembros dotados de amplios poderes.
Las constituciones
Charles-Maurice de Talleyrand-Périgord
Entre las biografías de los personajes que vivieron la época de la Revolución Francesa hay pocas más interesantes que la de Talleyrand (1754-1838). Obispo de origen nobiliario, en 1789 participó en los Estados Generales como diputado del estamento eclesiástico. Allí destacó como un claro defensor de las revolucionarias. Fue uno de los redactores de la Constitución de 1791. Y también uno de los pocos obispos que aceptó el estatuto civil y la nacionalización de los bienes del clero.
Alarmado por la radicalización del proceso revolucionario, se exilió primero a Gran Bretaña y posteriormente Norteamérica. Regresó a Francia en 1796 para encargarse de los asuntos exteriores del Directorio, el mismo puesto que logró alcanzar, después del golpe de Estado de 1799, al servicio de Napoleón. Su vocación diplomática le fue alejando del imperialismo militar Bonaparte. Ese distanciamiento le permitió continuar su carrera política después de 1814, tras la abdicación del emperador. Como jefe del Gobierno provisional fue principal artífice de la restauración de los Borbones. Y en el Congreso de Viena, de nuevo como ministro de Asuntos Exteriores, logró la integridad territorial de Francia. Su carrera política continuó hasta la revolución de 1830, otra vez al lado de los vencedores, los partidarios de Luis Felipe de Orleans. Una vida a caballo entre dos siglos, entre dos mundos diferentes. Una prueba de cómo una parte de las élites del Antiguo Régimen consiguió buscar acomodo en la nueva sociedad burguesa decimonónica.
El Directorio fue última etapa de al revolución y estuvo marcada claramente por un giro conservador apoyado por la burguesía propietaria. Los motines provocados por la crisis económicas y las protestas tanto de realistas como de radicales fueron reprimidos con dureza por el ejército.
Los dirigentes de Directorio tuvieron que hacer frente a las conspiraciones, como la dirigida por François Babeuf en 1796, la llamada <<conjura de los iguales>>, que abogaba por una transformación radical postulando la colectivización de la tierra y el igualitarismo social. Babeuf fue ejecutado en 1797 y a sido considerado un precursor del socialismo utópico.
Los éxitos militares en el exterior hicieron que el ejército cobrara protagonismo político y se convirtiera en la principal garantía de la conservación del orden social. En medio de un clima de inestabilidad política, fue creciendo la idea de la necesidad de un <<gobierno fuerte>>. Uno de los generales más destacados, Napoleón Bonaparte, fue el protagonista del golpe de Estado, el 18 brumario (9 de noviembre de 1799), que dio por terminado el proceso revolucionario.
Los términos <<izquierda>> y <<derecha>>
El origen de los términos <<izquierda>> y <<derecha>> procede de los primeros años de la revolución francesa. Entonces no existían partidos políticos como tales, pero sí grupos afines,procedentes clubes sociedades patrióticas, con tendencia ideológica y una composición social similar. Los debates de la Asamblea enfrentaron a los propietarios burgueses, mas conservadores (constitucionalistas) y sentados a la derecha de la presidencia, que se oponían a los cambios sociales y políticos, con los partidarios de continuar el proceso revolucionario, situados a la izquierda de la cámara. Entre los <<patriotas>> revolucionarios, los mas moderados eran los girondinos. los grupos más radicales jacobinos y cordeliers, exigían el establecimiento de la república y el sufragio universal.
Actualmente, las tendencias políticas de izquierda y derecha han perdido una parte de su definición inicial, pero siguen conformando nuestra cultura política y continúan siendo válidas para definir la manera diferente de entender los principios de libertad e igualdad, el funcionamiento del sistema económico capitalista y el papel que debe desempeñar el Estado.
El culto a la Razón
En noviembre de 1793 se celebró en París una << Fiesta de la Libertad y de la Razón>> en la catedral de Notre Dame, convertida desde ese momento en <<Templo de la Razón>>. En medio de una procesión con mujeres vestidas de blanco, bustos de filósofos y el coro de la Ópera cantando himnos revolucionarios, apareció una joven con una túnica azul y un gorro frigio coronada como diosa de la Razón.
Los actos del culto a la Razón adquirieron cierta popularidad y se extendieron por las principales ciudades francesas durante el período dominado por el jacobinismo radical. Formaban parte del proceso de descristalización emprendido por las autoridades revolucionarias. La creación de una religión nueva de carácter cívico-patriótico, una nueva liturgia simbólica visible también en fiestas como la plantación de árboles de la Libertad, las celebraciones de la Juventud, la Agricultura y la Naturaleza, los banquetes fraternos o las ceremonias de las victorias, los mártires nacionales y los aniversarios de las jornadas más memorables de la revolución.
En las fiestas revolucionarias se hacía material el sueño de una sociedad nueva. Un sueño que duró muy poco tiempo. En los años del Directorio y, después, durante el imperio de Napoleón, las fiestas quedaron marginadas y fueron derogadas. Lo mismo le ocurrió al calendario republicano, abolido oficialmente a finales de 1805. pero el lenguaje, los símbolos y los ritos revolucionarios pervivieron a lo largo del siglo XIX y pasaron a formar parte de la cultura liberal y del republicanismo democrático.
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