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martes, 6 de febrero de 2018

10. Andalucía durante la crisis del Antiguo Régimen

Nota: 10

    10.1 De la guerra de la Independencia al Sexenio Revolucionario

  • La guerra de la Independencia (1808-1813)
      En la guerra de la Independencia, los andaluces constituyeron Juntas de Defensa en Sevilla, Granada y otras ciudades, y la Junta Suprema central tuvo su sede en Cádiz por ser el último territorio que resistía a los franceses.

      Durante la contienda se formaron en Andalucía guerrillas, como la del coronel Villalobos, que actuó en Almería y Granada; y la del alcalde de Otívar, en Granada. También aquí se organizó un ejército mandado por el general Castaños, que derrotó al francés del general Dupont en la batalla de Bailén (1808). Y el 24 de septiembre de 1810 se reunieron las Cortes de Cádiz, que elaboraron y aprobaron la Constitución de 1812.

  • El reinado de Fernando VII (1814-1833)
      En el reinado de Fernando VII, el liberalismo arraigó en aquellas ciudades donde la burguesía era importante. Este hecho originó numerosos levantamientos, como el protagonizado por Riego en Cabezas de San Juan (1 de enero de 1820) al frente de un ejército preparado para reprimir la independencia de las colonias americanas, que dio origen al Trienio Liberal. Durante la Década Ominosa se produjeron el pronunciamiento del general Torrijos (Málaga, 1831) y la condena a muerte de la granadina Mariana Pineda por bordar una bandera para los liberales de la ciudad (1831).

  • El reinado de Isabel II y el Sexenio Revolucionario (1833-1874)

      En el reinado de Isabel II muchos andaluces participaron en la política nacional, caso de Mendizábal y de los generales Narváez y Serrano.

      La Revolución de 1868, que finalizó con el destronamiento de Isabel II, también se inició en Andalucía, con la sublevación en Cádiz del almirante Topete y los generales Prim y Serrano.

        10.2 La desamortización y sus consecuencias

      La desamortización provocó el aumento de la riqueza y poder de la alta burguesía y de la nobleza terrateniente, que compraron tierras desamortizadas. También benefició a parte de la clase media y a personas residentes en Madrid o que ocupaban cargos políticos. Frente a ellos, quedó un numeroso proletariado agrícola, compuesto por jornaleros sin tierras sumidos en la miseria.

      El descontento del campesinado ante esta situación se expresó unas veces mediante la ocupación de tierras, caso de Casabermeja (Málaga, 1840), y otras a través de violentas agitaciones campesinas, como las ocurridas en Sevilla, Utrera y el Arahal (1854), realizadas por Sixto Cámara; y en Loja (1861), protagonizada por Pérez del Álamo. En el Sexenio Revolucionario, el campesinado andaluz se inclinó hacia el anarquismo.

        10.3 El proceso de industrialización

      La minería andaluza ocupó un lugar predominante en el conjunto nacional hasta mediados del siglo XIX. En la región se explotaron minas de plomo en Linares (Jaén) y en la sierra Almagrera (Almería), cobre y piritas en Riotinto (Huelva) y hulla en Peñarroya-Pueblo Nuevo (Córdoba).

      La siderurgia fue importante entre 1833 y 1866. Estuvo impulsada por Manuel Agustín de Heredia, en Marbella y Málaga; y por Narciso Bonaplata, en el Pedroso (Sevilla). También hubo ferrerías en la Garrucha (Almería). Pero, en general, usaban carbón vegetal y no pudieron competir con la siderurgia vizcaína, alimentada con carbón mineral.

      La industria textil del algodón fue promovida por las familias Larios y Heredia en Málaga. Pero no pudo competir con la industria textil catalana y decayó a partir de 1880.

      La red ferroviaria se instaló muy lentamente en Andalucía. En 1854 se inauguró el primer enlace entre Jerez y el Puerto de Santa María.

        La industrialización en Andalucía



  • Punto de embarque del mineral procedente de las minas de Riotinto. Inaugurado en 1876.







sábado, 3 de febrero de 2018

9. La cultura y el arte (II). El Romanticismo y el realismo

Cuatro errores en la transcripción 
Nota: 6

    9.1 El romanticismo 

La corriente romántica fue dominante en España hasta finales del reinado de Isabel II.
  • La arquitectura adoptó el historicismo, un estilo inspirado en los rasgos arquitectónicos del pasado. Así se realizaron numerosos edificios en estilo neorrománico (basílica asturiana de Covadonga), neogótico (concatedral de Castellón), neomudéjar (edificio de Correos de Zaragoza), o clasicista (Congreso de los Diputados de Madrid, Liceo de Barcelona). Muchos de ellos fueron edificios civiles, como mercados, ayuntamientos, bancos, bolsas, teatros, museos, etc.
      La nueva arquitectura del hierro y del cristal, relacionada con la Revolución Industrial, se empleó en edificios funcionales. Entre ellos estaciones de ferrocarril, como la estación de Atocha en Madrid (1851) y la estación del Norte en Barcelona (1862), y puentes, como el de Triana en Sevilla (1852), realizado en hierro fundido sobre el Guadalquivir, o el puente colgante de Valladolid sobre el río Pisuerga (1865).

  • La escultura tuvo escaso desarrollo en España. Sus realizaciones más habituales fueron los retratos y los monumentos urbanos, en muchos casos dedicados a personajes de la época.
      Entre los escultores más representativos se encuentran José Gragera, autor del monumento a Juan Álvarez Mendizábal, y Ricardo Bellver, cuyo Ángel caído es la única estatua del mundo dedicada al demonio.

  • La pintura concedió gran importancia al color, a la luz y al movimiento. La corriente dio lugar a cuadros de temática variada. Así, Leonardo Alenza y Eugenio Lucas Velázquez cultivaron temas trágicos, satíricos y costumbristas, en los que se acentuaba lo pintoresco y lo típico Jenaro Pérez Villaamil pintó paisajes.. y Federico Madrazo destacó en el género histórico y en los retratos.

        9.2 La pintura realista

      En la segunda mitad del siglo XIX se impuso la tendencia realista, que se centró en el llamado realismo histórico o pintura de historia, muy demandada por las instituciones y en los concursos pictóricos.

      En general, son cuadros de gran tamaño u colores sobrios, en los que se concede gran importancia al detalle y a la verbosidad de la representación. Los temas representan acontecimientos del pasado, sobre todo medievales o del imperio español; o hechos contemporáneos, como los sucedidos en la guerra de la Independencia, donde son frecuentes los retratos.

      Los pintores más destacados fueron Mariano Fortuny, con La batalla de Tetuán; Casado del Alisal, autor de La rendición de Bailén; Antonio Gisbert, cuya obra más conocida es El fusilamiento de Torrijos, y Eduardo Rosales, con El testamento de Isabel la Católica.

        Arquitectura romántica
  • La inspiración en el pasado:
      Edificio de Correos, Zaragoza.



  • Arquitectura de hierro y metal:
      Estación de Atocha, Madrid.



        Manifestaciones artísticas
  • El Romanticismo. Costumbres y paisajes.
      Sevilla en tiempos de los árabes por Jenaro Pérez Villaamil (1848).



      El ángel caído por Ricardo Bellver (1878).



  • El realismo. La pintura de historia:
      El fusilamiento de Torrijos por Antonio Gisbert (1887-1888).



      El testamento de Isabel la Católica por Eduardo Rosales (1864).



jueves, 1 de febrero de 2018

8. La cultura y el arte (I). Goya

Un error en la transcripción
Muy buena selección de imágenes
Nota: 10


      8.1 El progreso cultural

      Los centros culturales se multiplicaron en el siglo XIX. Entre ellos destacaron las academias; los museos, como el Prado (1819) y el Museo Arqueológico (1867); y algunas instituciones privadas, como el Ateneo de Madrid (1835) y los Liceos Artísticos y Literarios.

      La literatura aportó grandes figuras en el Romanticismo (el duque de Rivas, José Zorrilla, José de Espronceda, Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro), el realismo (Benito Pérez Galdós y Leopoldo Alas Clarín) y el naturismo (Emilia Pardo Bazán). La prensa también alcanzó una gran difusión.

        8.2 Goya, un genio entre dos siglos

      Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) fue el pintor más destacado de la segunda mitad del siglo XVIII y de principios del XIX. Su pintura no puede encuadrarse en ninguna de las corrientes pictóricas de su época, pues desarrolló un estilo propio que anticipó movimientos pictóricos posteriores tan diversos como el Romanticismo, el impresionismo, el expresionismo y el surrealismo. En su obra pueden diferenciarse varias etapas.

  • 1774-1792. Cartones y retratos
      Al finalizar sus estudios se instaló en Zaragoza, donde realizó los frescos de la bóveda de la basílica del Pilar. Poco después se casó, y su cuñado, el pintor Francisco Bayeu, facilitó su contratación como pintor de cartones para tapices, que servían de boceto a los tejedores de la Real Fábrica de Tapices de Madrid. En ellos representó temas populares y alegres, pintados con un brillante colorido, como La gallina ciega, El quitasol, El pelele y La vendimia.

      Gracias a ello ganó prestigio, y fue recibido como miembro de la Academia (1780) y nombrado “pintor de cámara” de Carlos IV (1789).

  • 1792-1814. Retratos, cuadros y grabados.
      Tras contraer una grave enfermedad quedó sordo y dejó su actividad como pintor de tapices. Realizó entonces magníficos retratos de los reyes como La familia de Carlos IV; y de personajes nobiliarios, como la duquesa de Alba, la condesa de Chinchón y las majas, vestida y desnuda. Estas obras se caracterizan por la pincelada suelta, la preocupación por la luz y la penetración psicológica de los personajes.

      También ejecutó sus primeros grabados, Los Caprichos, una sátira de la sociedad de su época que anticipa el surrealismo posterior.

      Durante la guerra de la Independencia pintó cuadros que mostraron la crudeza del conflicto, como El dos de Mayo y El Tres de Mayo en Madrid, más conocido como Los fusilamientos de la Moncloa; y también una serie de grabados pesimistas, denominados Los Desastres.

  • 1814-1828. Pinturas negras y exilio
      Tras la guerra, durante el reinado de Fernando VII enfermo y sordo, se refugió en una casa de campo a orillas del Manzanares. Entre 1820 y 1823 decoró las paredes de la casa con las “pinturas negras”, llamadas así por su colorido de negros y grises y por sus temas pesimistas. Entre ellas destacan Saturno devorando un hijo o El Aquelarre, que constituyen un precedente de la pintura expresionista.

      En 1824, debido a sus ideas afrancesadas, tuvo que exiliarse a Francia. Allí pintó dibujos y cuadros, como La lechera de Burdeos. En ellos recuperó el interés por el color, la luz y la belleza, y empleó pinceladas sueltas y libres que anunciaban el Romanticismo y el impresionismo.

        La evolución pictórica de un genio universal
  • Los cartones para tapices:
      El quitasol (1777).



      La gallina ciega (1789).



  • Los retratos magistrales:
      La familia de Carlos IV (1800).



      La condesa de Chinchón (1800).



  • La crónica de la guerra:
      Los fusilamientos (1814).




  • Las “pinturas negras”:
      El aquelarre (1823).



  • La nueva mirada:
      La lechera de Burdeos (1827).




miércoles, 31 de enero de 2018

7. La sociedad de clases

Dos errores de transcripción
Nota: 8

      7.1 Los grupos sociales

      En el siglo XIX, la sociedad estamental del Antiguo Régimen fue sustituida por una nueva sociedad de clases basada en el poder económico de cada individuo.

      Como consecuencia, los grupos sociales se incluyeron en tres clases, según su riqueza.
  • La clase alta era un grupo reducido que comprendía a la antigua nobleza y a la burguesía.
      -La antigua nobleza terrateniente perdió sus privilegios. Pero consolidó su riqueza al lograr la propiedad privada de los señoríos y aumentarlos con la compra de tierras desamortizadas.
      -La burguesía era poco numerosa, pero incrementó su poder. En unos casos estuvo vinculada a la industria (Cataluña, País Vasco); y en otros, a las actividades comerciales y agrarias (Andalucía, Valencia, etc). Una parte intentó imitar el modo de vida de la nobleza, invirtiendo en tierra desamortizada o tratando de ennoblecerse con enlaces matrimoniales.
  • La clase media no fue numerosa. En el campo comprendía a los medianos propietarios agrarios; y en las ciudades, a funcionarios, oficiales del Ejército, profesionales liberales (médicos, abogados, notarios), propietarios de talleres artesanos y pequeños comerciantes.
  • La clase baja incluía, en el campo, a los pequeños propietarios, arrendatarios y jornaleros; y en las ciudades, a los empleados, asalariados y obreros de las fábricas, que constituían un naciente y todavía escaso proletariado industrial.

        7.2 conflictos sociales y movimiento obrero

      Los conflictos sociales se debieron a las malas condiciones de vida de los grupos más desfavorecidos. Los jornaleros agrarios padecían bajos salarios y paro estacional por lo que promovieron numerosas revueltas duramente reprimidas. Por su parte, los obreros industriales sufrían largas jornadas laborales, bajos salarios, falta de seguros, explotación de mujeres y niños, y penosas condiciones de vida.

      El movimiento obrero surgió para hacer frente a estos problemas.
  • En sus inicios tuvo un carácter reivindicativo, y se manifestó en destrucciones espontáneas de máquinas. Fue el caso de Alcoy, en 1821; y de Barcelona, en 1835. También se crearon asociaciones obreras para reivindicar mejoras laborales, pero apenas tuvieron importancia hasta el Sexenio Revolucionario.
  • A partir de 1868 se difundieron las ideologías presentes en la Primera Internacional: sobre todo el anarquismo, con el napolitano Guseppe Fanelli; y, en menor medida, el socialismo marxista, con Paul Lafargue. En 1870 se fundó la Federación Regional Española (FRE), integrada en la Asociación Internacional de Trabajadores.

      La sociedad clasista y sus conflictos
  • Los estratos superiores
      La Nobleza:



      La Burguesía:



  • Las clases populares
      Los campesinos



      Los obreros de las fabricas



  • Las agitaciones campesinas



  • La lucha obrera

sábado, 27 de enero de 2018

6. La modernización económica (II). La industria y otros sectores

Tres faltas de ortografía
Nota: 7 

      6.1 La revolución industrial en España

  • Una industrialización lenta y parcial
      La primera Revolución Industrial se inició en España hacia 1830. Pero se desarrolló lentamente y de forma parcial, por lo que quedo retrasada respecto a sus competidores europeos. Entre las causas del lento despegue industrial se han señalado:
  • La baja demanda de artículos industriales, debida al modesto crecimiento de la población y al empobrecimiento del campesinado.
  • El escaso espíritu emprendedor de la burguesía, que basaba su prestigio social en la posesión de la tierra. Por eso, no invirtió su capital en la industria y lo dirigió a la compra de bienes desamortizados.
  • Otros factores fueron el atraso tecnológico y la escasez de materias primas, que obligó a costosas importaciones de máquinas y de recursos; y la inestabilidad política, que no impulsó una política económica coherente.

  • Los principales sectores industriales
      Los sectores industriales básicos fueron la minería, la siderurgia y el sector textil.
  • La minería conoció una fuerte expansión a partir de 1860, y convirtió a España en una importante explotadora de minerales como plomo, hierro, mercurio y cobre. Pero, en buena parte, los minerales se exportaban, en perjuicio de su utilización por la industria nacional.
  • La siderurgia se inició en Andalucía (1830-1865). Pero ante la inexistencia de carbón mineral, se trasladó primero a Asturias (1865-1880), con abundantes recursos de carbón; y desde 1880, al País Vasco, donde existía minas de hierro.
  • El sector textil del algodón se concentró en Cataluña. Las fábricas usaron primero máquinas hidráulicas, por lo que se localizaron a lo largo de los ríos. Luego emplearon máquinas de vapor, que las ubicó junto a los puertos importadores de carbón. También se desarrolló en Cataluña una importante industria lanera, que importó la lana de Australia y Alemania.

        6.2 Otros sectores económicos

      La modernización del transporte fue posible gracias a la Ley de Carreteras de 1851, la Ley de Ferrocarriles de 1855 y la llegada de capital extranjero.

      La red de carreteras se amplio, hasta alcanzar 16.807 km en 1874. La red ferroviaria se inició con la construcción de las líneas Barcelona-Mataró (1848) y Madrid-Aranjuez (1851). Desde 1855 se construyó una red radial, que conectaba Madrid y los principales puertos. También se inauguraron los primeros tranvías, arrastrados por mulas, en ciudades como Madrid y Valencia.
  • El sistema comercial se unificó con la introducción, en 1858, del sistema métrico decimal. No obstante, el comercio interior fue escaso por la reducida demanda interna. Y el comercio exterior sufrió la pérdida de las colonias americanas, que hasta entonces habían compensado la escasa capacidad de compra de la población española.
  • Las finanzas y el capitalismo crecieron de forma limitada. Se crearon sociedades anónimas; bancos públicos (Banco de España, 1856); bancos privados (Bilbao y Santander, fundados en 1857); y las Bolsas de Madrid (1831) y Barcelona (1851).

        La lenta industrialización 






        Los sectores industriales y el ferrocarril
  • La minería entre 1833 y 1868



  • La producción siderúrgica



  • La industria textil catalana



  • La modernización de los transportes