miércoles, 28 de marzo de 2018

8. LA POBLACIÓN EN EL SIGLO XVIII

Aquí van las notas de esta entrada y de la siguiente, que pertenecen a la misma página
Una falta de ortografía
Nota: 9


      En Europa, durante el siglo XVIII, la población aumentó de forma continua debido a las mejoras en la alimentación y en la higiene, a una menor incidencia de las epidemias y al logro de algunos avances científicos.

      En España se inició una tendencia demográfica, que aún se mantiene, de concentración de la población en la periferia y baja densidad en el interior peninsular, con excepción de Madrid, que era la capital y la ciudad más poblada.

      La sociedad mantuvo la estructura estamental característica del Antiguo Régimen aunque los ilustrados deseaban introducir cambios para reformarla.

      * La nobleza y el clero fueron reacios a cualquier cambio que limitara su predominio social y económico. Los ilustrados criticaron su poder económico e influencia y los déspotas ilustrados adoptaron medidas para limitar su poder, sobre todo de la Iglesia, confiscando algunos de sus bienes (tierras, edificios, etc.) y reduciendo el número de conventos.

      * La burguesía se guiaba por los nuevos valores de la Ilustración, como la importancia del trabajo y del esfuerzo personal, y protestaba contra los privilegios de la nobleza y el clero.

      * Las condiciones del campesinado no mejoraron a pesar de las reformas agrícolas que se introdujeron en varios países y algunos campesinos tuvieron que completar sus ingresos con la ayuda del trabajo a domicilio.

Las reformas sociales en España

      Los Borbones llevaron a cabo reformas sociales como la ley, decretada por Carlos III, que abolía la deshonra legal del trabajo y permitía a los nobles trabajar.

      En ocasiones, el pueblo, muy aferrado a la tradición, no aceptaba algunas de estas leyes y surgían revueltas como el motín de Esquilache (nombre de un ministro de Carlos III), causado por prohibición del uso de capas largas y sombreros de ala ancha. Al final, Carlos III tuvo que ceder a las protestas.

      También se adoptaron medidas contra diferentes grupos sociales, como los jesuitas, a los que se expulsó en 1767 para acabar con el control que ejercían sobre la educación, o aquellos considerados marginales (gitanos y vagabundos).


Ilustración sobre el motín de Esquilache (1766).

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