jueves, 21 de diciembre de 2017

10 ANDALUCÍA EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX

Faltan las imágenes
Dos faltas de ortografía
Nota: 7

      La Andalucía contemporánea presenta tres grandes rasgos: en lo económico, el fracaso de la primitiva industrialización y el mantenimiento de una estructura agraria latifundista; en lo social, una gran conflictividad agraria; y en lo político, lucha contra el caciquismo y el nacimiento del andalucismo, que se desarrolló a principios del siglo XX.

EL DESCUBRIMIENTO DE LA IDENTIDAD ANDALUZA

El andalucismo se fraguó en dos fases sucesivas:
  • Etapa culturista (entre 1907 y 1915). Partiendo de la toma de conciencia de la situación subordinada y dependiente de Andalucía y de la miseria del campesinado, un grupo vinculado al Ateneo de Sevilla intentó definir las características y la idiosincrasia de lo andaluz.
  • Etapa regionalista. Se inició en 1915 con la publicación de la obra Ideal Andaluz, de Blas Infante, que pretendía impulsar al pueblo andaluz a buscar solución a sus problemas históricos. A partir de entonces, este grupo de andalucistas fue separándose de los que eran estrictamente culturistas
   Las iniciativas más destacadas de los integrantes de este andalucismo, la mayoría de clase media, fueron la demanda de autonomía y la creación de los Centros Andaluces, después convertidos en Juntas Liberalistas de Andalucía.


LA SEGUNDA REPÚBLICA

   El programa reformista de la República ofreció propuestas para solucionar algunos de los problemas crónicos de Andalucía:

  • La renovación de los cargos públicos, con la entrada de republicanos y socialistas, permitió debilitar el caciquismo y poner fin al monopolio del poder que determinadas familias venían ejerciendo.
  • La reforma agraria, que pretendía acabar con el latifundismo y con el paro campesino y los bajos jornales, tuvo especial incidencia en Andalucía. Pero la negativa de los propietarios a acatarla, la lentitud en su aplicación y el desencanto de los jornaleros comportaron numerosas revueltas campesinas.
  • Los esfuerzos en materia educativa y cultural provocaron un mayor nivel de escolarización una vida cultural más dinámica y una prensa moderna y activa, que ayudaron a consolidar una sociedad civil más fuerte.
  • Las demandas de autonomía se concretaron en 1933 en la redacción de un Estatuto de Autonomía y el proyecto de una Junta Regional de Andalucía, para la cual, en junio de 1936, se eligió como presidente a Blas Infante. Sin embargo, la Guerra Civil truncó ambos proyectos.

   Debido a las tensiones generadas por estas reformas, el periodo republicano en Andalucía fue de notable conflictividad y polarización social. (sucesos de Casas Viejas de 1933 y la huelga general agraria de 1934).


LA GUERRA CIVIL EN ANDALUCÍA

   Andalucía desempeñó un papel muy importante en el triunfo de los sublevados durante los primeros meses de la Guerra Civil. El 18 de julio de 1936, en Sevilla, el general Queipo de Llano se hizo con la mayor parte de las tropas y se apoderó de la emisora de radio, desde la que pronunció las arengas que tanto contribuyeron al triunfo franquista en la baja Andalucía.

   Otros militares se sublevaron en Córdoba, Granada y Cádiz, y en Algeciras y Jerez y triunfó la sublevación sin prácticamente oposición, mientras Huelva quedaba momentáneamente en manos de la República. Esta situación permitió que el ejército de África atravesase fácilmente el estrecho de Gibraltar y consolidase el alzamiento en toda la Península.

   A finales de 1936, Andalucía quedó dividida en dos zonas: la oriental (excepto Granada), en poder de los republicanos, y la occidental, en manos de los sublevados. Tras la caída de Málaga en manos franquistas en febrero de 1937, esta división se mantuvo hasta el final de la guerra en 1939.

   Durante la guerra hay que destacar la brutalidad de la represión franquista en Andalucía. Se ensañó sobre todo con los trabajadores del campo que se habían significado con la República, con los políticos republicanos, como Blas Infante y con los intelectuales como Federico García Lorca. Pero también masacró a la población civil, destacando, por ejemplo, los hechos sucedidos en 1937 en la carretera entre Málaga y Almería, donde más de 3.000 malagueños que huían de su ciudad recién ocupada por los franquistas murieron al ser bombardeados por aire y mar.









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