Faltan los mapas y las imágenes
Una falta de ortografía
Nota: 8
1.La Restauración borbónica.
El sistema político
1.1 La época de la Restauración.
En 1875 se restauró en España la monarquía en la persona de Alfonso XII de Borbón (1875-1885), hijo de Isabel II. La Restauración borbónica fue posible gracias a un doble proceso:
- La actuación política de Antonio Cánovas del Castillo, el jefe del futuro Partido Conservador, que logró la abdicación de Isabel II en su hijo, y el apoyo de la burguesía y del ejército al nuevo rey, ansiosos de tranquilidad política. El 1 de diciembre de 1874, Cánovas redactó un manifiesto, que el príncipe firmó en Sandhurst, donde prometía un gobierno constitucional.
-Un pronunciamiento militar del general Martínez Campos, el 29 de diciembre de 1874, en Sagunto. En él proclamaba rey a Alfonso XII.
Tras la muerte de Alfonso XII en 1885, la RestauraciÓn se mantuvo con la regencia de María Cristina (1885-1902), ejercida durante la minoría de edad de su hijo Alfonso XIII.
1.2 El funcionamiento del sistema politico.
El sistema político de la Restauración se basó en dos pilares: la Constitución de 1876 y el turnismo de partidos.
La Constitución de 1876
Era una constitución moderada, pero la bastante flexible como para que cualquier partido pudiese gobernar sin necesidad de cambiarla. Establecía una amplia declaración de derechos, que podían restringirse más o menos en función del partido gobernante; la soberanía compartida entre el rey y las Cortes; y un sufragio a determinar por el partido gobernante: restringido o universal.
El turnismo de los partidos políticos
El turnismo o turno pacífico consistía en la alternancia en poder del Partido Conservador, heredero de los moderados, liderado por Cánovas del Castillo y apoyado por las clases altas; y del Partido Liberal, heredero de los progresistas, dirigido por Práxedes Mateo Sagasta y sostenido por la burguesía y las clases medias urbanas.
Cuando el Gobierno se desgastaba, el rey encargaba formar nuevo Gobierno al jefe de la oposición, que convocaba y amañaba las elecciones para obtener la victoria. Para ello, recurría a trampas electorales y a la manipulación de los votos: el pucherazo, consistente en guardar en un puchero papeletas electorales que se añadían o quitaban de la urna electoral según el resultado deseado; el voto de los "lázaros" o fallecidos, que se inscribían en la lista electoral; y el voto de los "cuneros" o electores que se inscribían irregularmente en una circunscripción territorial que no les correspondía.
También se recurría a la presión sobre los electores, ejercida a través de caciques o personas de gran poder económico y social a nivel comarcal o local.
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