lunes, 23 de abril de 2018

1.3. El bando de los aliados

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Nota: 9

1.3. El bando de los aliados


El eje vertebrador de los aliados eran las grandes democracias occidentales, Francia y Reino Unido. Estos dos países eran los garantes del statu quo europeo en su calidad de vencedoras de 1918. Intentaron evitar la guerra cediendo a las demandas de los países totalitarios con su «política de apaciguamiento» y claudicación, como en el caso de Abisinia, Renania, España, Austria y Checoslovaquia. Pero, en el verano de 1939, comprendieron que sus enemigos no eran apaciguables mediante concesiones y que solo podrían ser contenidos por la fuerza de las armas. Por eso decidieron dar apoyo militar a Polonia en su disputa fronteriza con Alemania en torno al corredor de Dánzig. Ya iniciada la guerra, a la entente franco-británica se suma-rían más de medio centenar de países a medida que eran atacados, invadidos o amenazados por las fuerzas del Eje: Polonia, que ocasionó el inicio del conflicto y los restantes países europeos ocupados tras el éxito inicial de las tropas alemanas; la URSS, inicialmente neutral por el pacto germano-soviético de agosto de 1939 y luego beligerante hasta el final de la contienda; EE.UU., neutral al principio de la guerra; y muchos países latinoamericanos, como Brasil o México, asiáticos, como Irak o Irán; africanos, como Etiopía y Egipto, y de Oceanía, como Australia y Nueva Zelanda. Los únicos países neutrales fueron Suecia, Suiza, Irlanda, España y Turquía. Unos, por el temor a las consecuencias que tendría para su seguridad alinearse con uno de los bandos; otros, por la división interna de su opinión pública, y los menos, por la voluntad de preservar la tradición neutralista de manera incondicional. Algunos de ellos mostraron más proclividad hacia las potencias del Eje, como fue la España
del general Franco a causa de la gratitud por el apoyo germano-italiano en la Guerra Civil, y otros evidenciaron un mayor grado de simpatía hacia Reino Unido, como fue el caso de Irlanda, por mero imperativo geográfico.



LA VICTOIRE DES NATIONS UNIES EST MAINTENANT CERTAINE


«La victoria de las naciones unidas ahora es segura», cartel publicado en Argelia en 1943.


La producción de armamento, clave para el desenlace de la guerra.

Al inicio de la guerra, el mando alemán consideraba que las posibilidades de triunfar dependían en gran medida de que la guerra fuese corta. La táctica empleada fue la llamada guerra relámpago: la Blitzkrieg. La guerra relámpago implicaba la utilización de una gran potencia de fuego que permitiera a la infantería arrollar al enemigo y adentrarse profundamente en sus líneas, desorganizando su retaguardia y líneas de defensa. Para este tipo de guerra se utilizaron armas ya conocidas, pero cuya tecnología evolucionó con gran rapidez incrementando considerablemente su capacidad destructiva. Por ejemplo, el empleo masivo de carros de combate —los tanques—. apoyados por artillería e infantería motorizada.
La industria alemana construyó miles de tanques para la lucha en el desierto norteafricano y para la invasión de la Unión Soviética. La Wehrmacht agrupaba en sus divisiones más de 8 000 tanques Panzer. Los aliados también se dotaron de tanques, aunque de menor tamaño que los Tiger alemanes. En 1943, Alemania tenía capacidad para producir anualmente 24 807 aviones, 17 300 tanques y artillería autopropulsada, 27 000 piezas de artillería y 3 buques de guerra, unas cifras que, en términos generales, podían compararse con las producidas por Reino Unido. En ese mismo año, en Estados Unidos eran capaces de fabricar 85 898 aviones, 29 497 tanques y artillería autopropulsada, 67 544 piezas de artillería y 369 buques de guerra. Superaban, por tanto, con creces a la producción alemana en todos sus órdenes. No en vano, la producción industrial estadounidense, que ya era la mayor del mundo en 1939, se duplicó durante la guerra e hizo del país el suministrador de las dos ter-ceras partes del equipo militar producido por los aliados durante toda la guerra. Hacia 1944, por cada uno de los grandes buques de guerra construido en los astilleros japoneses, los norteamericanos producían un total de 16 grandes buques de guerra. 



La gran evolución del tanque, inventado por los ingleses en la Primera Guerra Mundial, dio lugar a los grandes carros alemanes: los Panzer, los KWlll y IV (de 30 toneladas) y los Tiger (de casi 60 toneladas). En la imagen, tanque Panzer. 






Los carros de combate de los aliados eran los Churchill (40 toneladas) y los Cromwell británicos o los Sherman americanos (de solo 30 toneladas). En la imagen, tanque Churchill.


La segunda guerra mundial y la ciencia


Durante la Segunda Guerra Mundial la industria bélica experimentó notables avances que tendrían consecuencias devastadoras (bombardeo de población civil, desarrollo de los modernos tanques y, particularmente, el uso de las armas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki). Sin embargo, parte de la investigación que se desarrolló durante el conflicto se aplicó posteriormente para usos que transformarían la vida cotidiana. Así, se produjeron avances en los sistemas de radar (localización espacial a través de ondas radioeléctricas), se crea-ron fibras artificiales (nilon), se avanzó en la sintetización y uso del polietileno, etc. Otros avances fueron el desarrollo del transistor, la creación del horno microondas (ligado a un
proyecto relacionado con el radar inmediatamente posterior a la guerra), o la incorporación del teflón a las sartenes para hacerlas antiadherentes. De gran importancia fueron los misiles V-2 alemanes, pues contribuyeron al conocimiento de los rayos cósmicos, la meteorología y la física de la ionosfera, además del reconocimiento aéreo. La aviación civil también experimentaría grandes avances a partir de mediados de los años 50. Los avances de la energía nuclear tuvieron sus hitos en la construcción del primer reactor nuclear por parte de R. Oppenheimer en el marco del Proyecto Manhattan y de las primeras embarcaciones civiles y militares propulsadas mediante dicha energía. En el campo de la Medicina, aunque la penicilina había sido descubierta por Alexander Fleming en 1929, el primer ensayo clínico con penicilina no se produciría hasta 1941, arrancando su producción comercial por parte de Estados Unidos a partir de 1943.





Alexander Fleming (1881-1955) descubrió la penicilina en 1929. Recibió el premio Nobel en 1945.



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