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Nota: 9
1.3. El bando de los aliados
El eje vertebrador de los aliados eran las grandes democracias
occidentales, Francia y Reino Unido. Estos dos países eran los garantes del
statu quo europeo en su calidad de vencedoras de 1918. Intentaron evitar la
guerra cediendo a las demandas de los países totalitarios con su «política de
apaciguamiento» y claudicación, como en el caso de Abisinia, Renania, España,
Austria y Checoslovaquia. Pero, en el verano de 1939, comprendieron que sus
enemigos no eran apaciguables mediante concesiones y que solo podrían ser
contenidos por la fuerza de las armas. Por eso decidieron dar apoyo militar a
Polonia en su disputa fronteriza con Alemania en torno al corredor de Dánzig.
Ya iniciada la guerra, a la entente franco-británica se suma-rían más de medio
centenar de países a medida que eran atacados, invadidos o amenazados por las
fuerzas del Eje: Polonia, que ocasionó el inicio del conflicto y los restantes
países europeos ocupados tras el éxito inicial de las tropas alemanas; la URSS,
inicialmente neutral por el pacto germano-soviético de agosto de 1939 y luego
beligerante hasta el final de la contienda; EE.UU., neutral al principio de la
guerra; y muchos países latinoamericanos, como Brasil o México, asiáticos, como
Irak o Irán; africanos, como Etiopía y Egipto, y de Oceanía, como Australia y
Nueva Zelanda. Los únicos países neutrales fueron Suecia, Suiza, Irlanda, España
y Turquía. Unos, por el temor a las consecuencias que tendría para su seguridad
alinearse con uno de los bandos; otros, por la división interna de su opinión
pública, y los menos, por la voluntad de preservar la tradición neutralista de
manera incondicional. Algunos de ellos mostraron más proclividad hacia las
potencias del Eje, como fue la España
del general Franco a causa de la gratitud por el apoyo
germano-italiano en la Guerra Civil, y otros evidenciaron un mayor grado de
simpatía hacia Reino Unido, como fue el caso de Irlanda, por mero imperativo
geográfico.
LA VICTOIRE DES NATIONS UNIES EST MAINTENANT CERTAINE
«La victoria de las naciones unidas ahora es segura», cartel
publicado en Argelia en 1943.
La producción de armamento, clave
para el desenlace de la guerra.
Al inicio de la guerra, el mando alemán consideraba que las
posibilidades de triunfar dependían en gran medida de que la guerra fuese
corta. La táctica empleada fue la llamada guerra relámpago: la Blitzkrieg. La
guerra relámpago implicaba la utilización de una gran potencia de fuego que
permitiera a la infantería arrollar al enemigo y adentrarse profundamente en
sus líneas, desorganizando su retaguardia y líneas de defensa. Para este tipo
de guerra se utilizaron armas ya conocidas, pero cuya tecnología evolucionó con
gran rapidez incrementando considerablemente su capacidad destructiva. Por
ejemplo, el empleo masivo de carros de combate —los tanques—. apoyados por
artillería e infantería motorizada.
La industria alemana construyó miles de tanques para la
lucha en el desierto norteafricano y para la invasión de la Unión Soviética. La
Wehrmacht agrupaba en sus divisiones más de 8 000 tanques Panzer. Los aliados
también se dotaron de tanques, aunque de menor tamaño que los Tiger alemanes.
En 1943, Alemania tenía capacidad para producir anualmente 24 807 aviones, 17
300 tanques y artillería autopropulsada, 27 000 piezas de artillería y 3 buques
de guerra, unas cifras que, en términos generales, podían compararse con las
producidas por Reino Unido. En ese mismo año, en Estados Unidos eran capaces de
fabricar 85 898 aviones, 29 497 tanques y artillería autopropulsada, 67 544
piezas de artillería y 369 buques de guerra. Superaban, por tanto, con creces a
la producción alemana en todos sus órdenes. No en vano, la producción
industrial estadounidense, que ya era la mayor del mundo en 1939, se duplicó
durante la guerra e hizo del país el suministrador de las dos ter-ceras partes
del equipo militar producido por los aliados durante toda la guerra. Hacia
1944, por cada uno de los grandes buques de guerra construido en los astilleros
japoneses, los norteamericanos producían un total de 16 grandes buques de
guerra.
La gran evolución del tanque, inventado por los ingleses en
la Primera Guerra Mundial, dio lugar a los grandes carros alemanes: los Panzer,
los KWlll y IV (de 30 toneladas) y los Tiger (de casi 60 toneladas). En la
imagen, tanque Panzer.
Los carros de combate de los aliados eran los Churchill (40
toneladas) y los Cromwell británicos o los Sherman americanos (de solo 30
toneladas). En la imagen, tanque Churchill.
La segunda
guerra mundial y la ciencia
Durante la Segunda Guerra Mundial la industria bélica
experimentó notables avances que tendrían consecuencias devastadoras (bombardeo
de población civil, desarrollo de los modernos tanques y, particularmente, el
uso de las armas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki). Sin embargo, parte de
la investigación que se desarrolló durante el conflicto se aplicó
posteriormente para usos que transformarían la vida cotidiana. Así, se
produjeron avances en los sistemas de radar (localización espacial a través de ondas
radioeléctricas), se crea-ron fibras artificiales (nilon), se avanzó en la
sintetización y uso del polietileno, etc. Otros avances fueron el desarrollo
del transistor, la creación del horno microondas (ligado a un
proyecto relacionado con el radar inmediatamente posterior a
la guerra), o la incorporación del teflón a las sartenes para hacerlas
antiadherentes. De gran importancia fueron los misiles V-2 alemanes, pues
contribuyeron al conocimiento de los rayos cósmicos, la meteorología y la
física de la ionosfera, además del reconocimiento aéreo. La aviación civil
también experimentaría grandes avances a partir de mediados de los años 50. Los
avances de la energía nuclear tuvieron sus hitos en la construcción del primer
reactor nuclear por parte de R. Oppenheimer en el marco del Proyecto Manhattan
y de las primeras embarcaciones civiles y militares propulsadas mediante dicha
energía. En el campo de la Medicina, aunque la penicilina había sido
descubierta por Alexander Fleming en 1929, el primer ensayo clínico con
penicilina no se produciría hasta 1941, arrancando su producción comercial por
parte de Estados Unidos a partir de 1943.
Alexander Fleming (1881-1955) descubrió la penicilina en
1929. Recibió el premio Nobel en 1945.
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