Falta la etiqueta 0 Tercera evaluación. La puso el profesor
Nota: 8
En muchos países se
organizaron movimientos revolucionarios, que se lanzaron a la lucha armada,
llevando a cabo una guerra de guerrillas. La agitación social recorrió el
continente como un medio de solucionar los ancestrales problemas Falta una palabra y miseria en
que se encontraba gran parte de la población.
Los inversores extranjeros veían
con prevención el proceso revolucionario, que hacía peligrar sus intereses
económicos mientras que el Gobierno estadounidense no deseaba que, en plena
Guerra Fría, el socialismo se extendiera por el continente americano.
Las dictaduras en
América Latina. Los casos de Brasil y Paraguay:
El Brasil de Vargas
En 1930, un golpe militar acabó con el tradicional régimen
político brasileño. Getulio Vargas, prestigioso abogado, fue nombrado presidente
de forma interina. Se consolidó en la presidencia y fue concentrado poder,
destruyendo el sistema democrático al prohibir todas las organizaciones
políticas. En 1937 disolvió el Congreso.
Cuando accedió al poder, la situación de Brasil era de gran
agitación: las revueltas sociales eran constantes y estaban capitalizadas por
el partido Comunista; el estado de Sâo Paulo quería separarse, y cobraba fuerza
un partido de corte fascista, los Integralistas. En estas circunstancias,
estableció un régimen populista, lleno de rasgos fascistas. Llamaba a su
régimen <Estado Novo>, y era apoyado por los campesinos, por los
trabajadores y por los hombres de negocios, a los que aseguró los máximos
beneficios.
Persiguió al Partido Comunista y mantuvo una contradictoria
política internacional: en la Segunda Guerra Mundial, se declaró aliado de
EE.UU., pero envió un batallón a Italia
en apoyo del Dulce; mientras, en Brasil, criticaba a los yanquis por
imperialistas y les expropiaba sus compañías de petróleo, creando Petrobras, un
monopolio estatal de este producto. En 1945, los generales que componían su
Estado Mayor, dieron un golpe de Estado y lo derrocaron. Cinco años más tarde
volvió al poder al ser elegido democráticamente, gobernando hasta 1954, año en
que se suicidó.
La larga dictadura de
Stroessner en Paraguay
Desde finales del siglo XIX, la constante del Paraguay fue
el aislamiento internacional y los variados gobiernos de las élites
oligárquicas, en ocasiones elegidos en las urnas y otras veces por la fuerza de
las armas.
La inestabilidad política cambió en 1954 con la elección de
Alfredo Stroessner, militar de familia de emigrantes alemanes. Desde que asumió
la presidencia de la República, fue elegido formalmente en ocho ocasiones.
Pero, en realidad, la democracia paraguaya era una falsedad,
ya que siempre gobernó en estado de excepción y con el apoyo del Ejército.
Las elecciones eran fraudulentas a pesar de la existencia
legal de otros partidos; tan solo el suyo, el Partido Colorado, tenía
posibilidades de ganar.
Su dictadura duró treinta y cinco años y se caracterizó por
la dura represión a sus adversarios. Desde la Revolución Cubana, su régimen fue
claramente aliado de Estados Unidos y profundamente anticomunista.
Tuvo excelentes relaciones con el dictador Francisco Franco
de España y acogió, por sus simpatías con los nazis, a muchos refugiados
alemanes con cargos por sus asesinatos en la Segunda Guerra Mundial. Un golpe
de Estado, protagonizado por sus propios partidarios, acabó con su mandato.
Con el fin de responder con mayor contundencia al movimiento
revolucionario, la década de los setenta se caracterizó por la sucesión de
golpes de Estado de nuevo tipo y finalidad. En general, estaban apoyados por
los servicios de inteligencia de Estados Unidos; se promovieron las dictaduras
militares con la misión de derrotar por las armas a los guerrilleros
revolucionarios o los emergentes movimientos comunistas de zonas urbanas
industrializadas.
· El caso Chile
En Chile, que había mantenido el sistema democrático, ganó las
elecciones de 1970 una coalición de partidos de izquierdas, siendo elegido
presidente de la República el socialista Salvador Allende. Las pretensiones del
Gobierno de Allende de reforma social, la pérdida de influencia de las élites
tradicionales en el Gobierno y la nacionalización de parte de los recursos
mineros provocaron una clara intervención de EE.UU. y sus agencias de
espionaje.
Tras un sangriento golpe de Estado, el Ejército derrocó a
Allende en 1973. Un general, Augusto Pinochet, gobernó dictatoríamente hasta
1990 con la aplicación de políticas económicas neoliberales inspiradas desde
los sectores derechistas estadounidenses.
3.3 Fin del siglo XX: dominio de
EE.UU.
A partir de los años ochenta, las juntas militares dieron
paso a transiciones democráticas. En América Central, varios movimientos
revolucionarios terminaron con el poder de los dictadores en Nicaragua –Movimiento
Sandinista- . en Haití y en la República Dominicana. Pero, en otros países,
como Guatemala y El Salvador, se produjeron largas y sangrientas guerras
civiles, que concluyeron, ya en los años noventa, con la reinstauración de
sistemas parlamentarios.
El cambio político estaba motivado por las nuevas
condiciones económicas y por la influencia de Estados Unidos. Los inversores extranjeros
preferían invertir en países con estabilidad democrática. La mayoría de los
nuevos Gobiernos democráticos aplicaron políticas neoliberales; algunos, como
Argentina o Ecuador, renunciaron a su propia divisa y adoptaron el dólar
estadounidense como moneda nacional. Una ola de privatizaciones sacudió el
continente. Muchas empresas nacionales (servicios, transportes o empresas extractivas)
fueron vendidas a las grandes corporaciones internacionales.
La vuelta a la democracia no acabó con los problemas sociales
y políticos: en los años noventa se produjeron importantes levantamientos
populares en algunas ciudades; como en Caracas (Venezuela) o en Bogotá
(Colombia). Surgieron de nuevo movimientos revolucionarios partidarios de la
lucha armada, como en Perú (Sendero Luminoso), México (Ejército Zapatista de
Liberación Nacional), movidos por la desigualdad social y la miseria de gran
parte de la población que se acrecentaba con las políticas neoliberales. En
otros países, como Colombia, en el que existían movimientos guerrilleros desde
los años sesenta, aumentó el número de grupos insurgentes, que han llegado a
controlar hasta la actualidad regiones enteras del país.
El neoliberalismo de los años noventa
En los últimos años de la Guerra Fría, Estados Unidos elaboró
unos principios (el Consenso de Washington de 1989) que se convirtieron, en la
década de los noventa, en el programa oficial que debía guiar las políticas de
los Gobiernos de América Latina. La mayoría de los países siguieron el
programa, del que se fueron descolgando los que realizaron un cambio político
(Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, etc.).
Estos principios, que relegaron las políticas sociales y de
equilibrio social, eran: reforma fiscal, para buscar bases imponibles amplias
para ingresar dineros al fisco y paliar el déficit fiscal; liberalización
comercial; apertura de los países a las inversiones extranjeras directas (IED),
sin permiso de los Gobiernos afectados; privatizaciones de las empresas en
manos del Estado; desregulaciones legales para dejar actuar al mercado;
garantía de los derechos de propiedad.
El Consenso de Washington fue una propuesta de desarrollo
económico de América Latina basada en principios neoliberales, centrados en la
reducción del gasto y de las prestaciones sociales. En la imagen, Vicente Fox
(presidente de México) y George Bush (presidente de EE.UU.).
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