sábado, 14 de abril de 2018

1.3 La América campesina

Dos faltas de ortografía
Nota: 8

     El apoyo a los más desfavorecidos
    Por su pasado colonial, una gran mayoría de la población latinoamericana es de tradición católica, aunque en el siglo XX otras confesiones cristianas han visto aumentar el número de sus fieles, especialmente el protestantismo.

    La jerarquía católica estuvo casi siempre alineada con los intereses de las clases dominantes. Sin embargo, el clero bajo y algunos prelados, que conocían muy de cerca las miserias de una gran parte de la población, participaron en importantes movimientos revolucionarios, especialmente en la década de los sesenta y setenta, y contribuyeron a la denuncia de las injusticias sociales.

     Monseñor Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de El Salvador, fue asesinado en 1980 por su apoyo a los campesinos. Este prelado se ha convertido en un referente histórico de la denominada teología de la liberación.

                                         Fieles en la iglesia de San Francisco de Quito, Ecuador



 1.3 La América campesina
    En el campo se mantiene la estructura de la gran propiedad, a pesar de los diferentes intentos de reforma agraria. La mayoría de la población se dedica a cultivar la tierra sin modernos procesos de producción. Una minoría, los grandes propietarios, han modernizado sus explotaciones enfocadas al comercio internacional.

·        La sociedad rural
    La sociedad está formada por terratenientes (un 1,5% de la población), que son los dueños de la mitad de la tierra cultivable; pequeños propietarios, que cultivan explotaciones poco rentables, y los jornaleros. En las grandes propiedades, las relaciones sociales siguen teniendo un carácter de explotación, donde la autoridad del patrón es indiscutible. El sistema de monocultivo extensivo es el más frecuente.

    Los campesinos más pobres son en su mayoría indios, especialmente en la América andina y en Centroamérica. Muchos de ellos solo hablan sus propias lenguas y un porcentaje elevado son analfabetos. Se les excluye de la vida política del país y son objeto de violencia y opresión por parte de los militares, los guerrilleros o los narcotraficantes. Su situación de opresión ha provocado, durante el siglo XX, frecuentes rebeliones, siendo una de las más significativas la revuelta del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en 1994.


 1.4 La desigualdad social  
    En casi todos los países latinoamericanos, los grupos sociales están formados por un reducido sector perteneciente a la gran burguesía, una débil y minoritaria clase media, y un sector urbano de trabajadores de las industrias y empleados, las grandes masas de campesinos, y los más desheredados, los pobres de solemnidad, que viven en el entorno de las grandes ciudades.

    El desigual reparto de la riqueza plantea problemas sociales y es el fermento de movimientos revolucionarios, que han estado presentes durante todo el siglo XX, en especial en las décadas de 1930 y 1960. No obstante, hay grandes diferencias entre el carácter de los movimientos reivindicativos o revolucionarios de los distintos países.

    Los problemas de México, Brasil, Chile o Argentina no se corresponden con los de Bolivia, Haití, Guatemala o Nicaragua. Mientras que los primeros tienen un cierto grado de industrialización, lo que provoca mayor riqueza y la existencia de las clases medias, los segundos se encuentran en las costas más bajas del desarrollo económico.

    En los últimos quince años se han producido grandes cambios en algunos países, como Colombia, Ecuador, Perú, etc., que han iniciado una vía de progreso social y desarrollo económico.


 2. La realidad económica
    La gran mayoría de los países de América Latina cuentan con riquezas naturales extraordinarias: yacimientos minerales de un gran valor, petróleo y gas natural. La agricultura tiene grandes posibilidades por sus condiciones naturales, y la plataforma continental de Perú y Chile es una de las grandes reservas pesqueras del mundo. 

    La economía ha sido y sigue siendo fundamentalmente exportadora de materias primas y de productos agrícolas. Pero el desarrollo económico ha dependido históricamente de los intereses de Reino Unido, hasta 1929, y de Estados Unidos durante la mayor parte del siglo XX.



 2.1 La dependencia económica  
    La economía de una gran parte de estos países ha dirigido históricamente sus esfuerzos a explotar sus recursos naturales. Así, Bolivia se especializó en la extracción del estaño; Chile, en el cobre y nitratos; México y Venezuela, en el petróleo. Esta tendencia se extendió también a la agricultura, especialmente con el cultivo de grandes explotaciones de caña de azúcar, caco, café o frutas. Grandes compañías extranjeras, en las que participan algunas familias pertenecientes a las oligarquías de las respectivas naciones, explotaban estos productos. Estas compañías ejercieron una gran influencia en la vida política interna de los países donde estaban asentados.

    Un gran número de productos estaban (y siguen estando) destinados a los mercados internacionales y se transformaban en los países industrializados: Chile y Bolivia exportaban cobre y estaño, que en ocasiones importaban de nuevo debidamente transformados y manufacturados.

    Otra característica es la especialización en la extracción o el cultivo de uno o varios productos. Como los precios dependían de los mercados internacionales y, en ocasiones, de decisiones políticas tomadas en Londres o en Washington, cuando desde el exterior se decidía bajar los precios de las materias primas, los países latinoamericanos no entraban en bancarrota.

    Esta situación ha provocado que los países latinoamericanos no hayan sido dueños, en la práctica, de sus propias riquezas naturales, por la inexistencia de una industria de transformación y por la especialización en productos dominados por la especulación de los mercados internacionales.



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