Falta la sangría
Nota: 9
1 Factores Impulsores De La Industrialización
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1.1 La revolución agrícola
Una serie de transformaciones en la agricultura, que se conocen como “revolución agrícola”, hicieron posible un notable incremento de la producción de alimentos y de la productividad agrícola en Gran Bretaña. En 1650, la producción de un campesino permitía alimentar a 1´5personas;en 1800 había aumentado a 2´5 personas.
Las tres innovaciones agrarias más importantes fueron:
·La difusión de una nueva rotación de cultivos (sistema Norfolk), que combinaba la
siembra de cereales, que empobrecen la tierra, con la de plantas forrajeras
(nabos, tréboles, alfalfa…), que la enriquecen porque ayudan a fijar el
nitrógeno en el suelo. Esta rotación cuadrienal permitió suprimir el barbecho y ampliar la superficie cultivada. A su vez, el crecimiento de la producción de
forraje incrementó la cabaña ganadera, cuyo estiércol contribuyó también a mejorar la fertilidad de la tierra.
·La introducción de nuevas
herramientas ( sembradora de Jethro Tull, arado Rotherham, trilladoras mecánicas….), de nuevos cultivos
(patata, maíz….) y fertilizantes (guano)
permitió aumentar y diversificar la producción de alimentos.
·Los cambios en la estructura de la propiedad agrícola
mediante el cercado y la privatización
de los campos abiertos (openfields) y de las tierras comunales.
1.2 La revolución
demográfica
El aumento de la oferta de alimentos desde mediados del
siglo XVIII hizo posible un elevado y continuado crecimiento de la población. Gran Bretaña vivió una gran explosión
demográfica y, entre 1800 y 1900, el número de habitantes casi se triplicó.
Este crecimiento fue debido al descenso de la mortalidad, sobre todo de la
mortalidad infantil, y a un ligero aumento de la natalidad.
La reducción de la tasa de mortalidad fue el resultado de una mejor alimentación, así como de algunos avances médicos e
higiénicos, como la vacuna contra la viruela y la difusión del uso del jabón.
La desaparición de las grandes hambrunas comportó que la población, mejor
alimentada, tuviera mayor resistencia antes las enfermedades y epidemias. Como consecuencia,
la esperanza de vida creció notablemente y a finales del siglo XIX se situaba,
en la mayoría de países industrializados, alrededor de los cincuenta años.
La natalidad se elevó
debido a la disminución de la edad de matrimonio y del número de célibes por la
mejora de la situación económica. En la segunda mitad del siglo XIX, la
natalidad inició su declive por el descenso de la mortalidad infantil, y el
deseo de las familias, principalmente las urbanas, de controlas el número de
nacimientos.
El incremento de la población supuso un gran estímulo al
proceso de la industrialización porque proporcionó mano de obra abundante a la nueva industria e
hizo aumentar el número de consumidores.
1.3 Las nuevas
fuentes de energía
La introducción de nuevas fuentes de energía favoreció el
paso de la manufactura a la industria y, por tanto, la mecanización de los
sistemas de producción. Las primeras máquinas industriales funcionaron gracias a
una rueda que aprovechaba el agua de los ríos como fuerza motriz (energía
hidráulica).
Sin embargo, la gran revolución fue la máquina de vapor,
patentada por James Watt en 1769 y accionada mediante la combustión de carbón.
Este ingenio permitió poner en marcha todo tipo de máquinas industriales y
agrícolas y también se aplicó a los medios de transporte.
1.4 La revolución de
los transportes
A mediados del siglo XVIII, en Gran Bretaña, para poder trasladar materias
primas y mercancías se mejoraron los caminos
y se construyeron multitud de
canales para posibilitar la navegación fluvial.
Pero la verdadera revolución en el transporte fue el ferrocarril,
que aportó mayor rapidez y capacidad de carga, menor coste por unidad
transportada y más seguridad para pasajeros y mercancías. El nuevo medio de
transporte fue posible gracias a la invención de la locomotora (Stephenson, 1829), una máquina de vapor capaz de
trasladarse sobre raíles.
Un ingeniero estadounidense, Robert Fulton, aplicó la
máquina de vapor a la navegación, y los barcos
de vapor permitiendo acortar la duración de los viajes transoceánicos. El
ferrocarril y el barco de vapor facilitaron los intercambios entre los centros
de producción y de consumo, en los propios países y hacia el exterior, así como
una mayor movilidad de la población.
El resultado de estas innovaciones fue la creación gradual
de una densa red ferroviaria en Gran
Bretaña y en el resto de Europa.
1.5 El impulso del
mercado
Las mejoras en las
infraestructuras y en el transporte hicieron posible la consolidación de una economía de mercado, en la que no se
producía para el autoconsumo, sino para la venta.
El impulso inicial de la expansión comercial británica provino
del mercado exterior: los
industriales y comerciantes orientaron su producción hacia el mercado ultramarino.
Pero la mayor transformación fuel el desarrollo de un mercado interior que
permitió la generalización de los intercambios.
Su consolidación fue un proceso más lento, que se nutrió del
crecimiento de la población, al procurar más consumidores, del progresivo
aumento de su capacidad adquisitiva, de la especialización de la producción de
los transportes.
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