viernes, 24 de noviembre de 2017

Faltan algunas palabras en el segundo párrafo

Cuatro palabras mal escritas

Nota final: 5

1. LOS ESTADOS LIBERALES DEMOCRÁTICOS EUROPEOS.

En la mayoría de países que se industrializaron a lo largo del siglo XIX se consolidaron sistemas políticos liberales democráticos. Eran regímenes constitucionales que establecían la separación de poderes, ampliaron el derecho al voto y garantizaron, en mayor o menor medida, los derechos fundamentales. En ellos, las diversas opciones políticas se organizaban en partidos que podían propagar sus ideas y presentarse a las elecciones.

Entre estos países destacaban tres grandes potencias: Gran Bretaña, Francia y Alemania, que eran, fórmulas políticas en la Europa del cambio de siglo. 

1.1              Gran Bretaña, la monarquía liberal.

Gran Bretaña  fue el ejemplo de monarquía liberal, durante el largo periodo del reinado de Victoria I (1837-1901), denominado era victoriana. Su sistema político se basaba en la alternancia  en el poder de dos grandes partidos: los tories (conservadores) y los whings (liberales).A finales de la década de 1890, los whigs perdieron influencia entre los trabajadores, que optaron por el nuevo Partido Laborista.

El proceso de democratización del sistema liberal ingles se basó en diversas leyes de reforma (Reforms Acts) .Los gobiernos conservadores y liberales fueron ampliando el derecho a voto y, en 1913, excepto los indigentes, los sirvientes y las mujeres, el resto de la población podía votar. Además, la Parliament Act de 1911 limitó los poderes de la Cámara de los Lores (no elegida)y aumentó los de la Cámara de los Comunes(única elegida por el sufragio).
           
Asimismo, diversas leyes fueron democratizando la sociedad inglesa: a finales de siglo, la enseñanza era obligatoria y gratuita de los 5 a los 13 años; en 1906,promovido por el nuevo Partido Laborista, se aprobó la reducción de la jornada laboral a 8 horas en las minas, y se crearon comisiones para instaurar seguros médicos  de vejez y paro.

1.2 Francia, del II Imperio a la III República.

Luis Napoleón Bonaparte, elegido presidente de la II República en 1848, realizó un golpe de Estado en 1851, con el apoyo de los sectores más conservadores. En 1852 proclamó el II Imperio francés y se coronó emperador con el amparo del ejército, la gran burguesía de los negocios y los campesinos, temerosos de una revolución social. Su mandato se caracterizó por un poder personalista basado en el orden, el crecimiento económico y la persecución de la oposición.

La buena coyuntura  económica permitió una cierta paz social: se hicieron grandes obras públicas (ferrocarril, canal de Suez, etc), creció la industria apoyada por la banca, y se promulgaron leyes para proteger a los obreros (hospitales, pensiones, etc). Pero las diferencias sociales y la falta de libertades mantuvieron una fuerte oposición al régimen del II Imperio. Luis Napoleón emprendió también una política exterior intervencionista (expedición a México, anexión de Niza y la Saboya) que culminó con la declaración de guerra a Prusia.
  
La derrota francesa en Sedan frente a Prusia (1870) provocó la caída del Imperio de Napoleón III y la proclamación de la República. De este modo, Francia se convirtió en la única de las grandes potencias europeas cuyo régimen político era una república.

La III República francesa tenía dos cámaras legislativas (asamblea y senado) y un presidente electo con pocos poderes. En este periodo se impulsó la democratización política: se restauraron las libertades públicas, se instauró el sufragio universal, se decretó la elección de los alcaldes, y se legalizaron los sindicatos obreros.

El asunto internacional que dividía a la opinión pública francesa eran las relaciones con Alemania, muy conflictivas a raíz del contencioso de Alsacia y Lorena, territorios perdidos en favor de Alemania durante la guerra francoprusiana (1870-1871). La política exterior francesa giró entorno a ese tema y fraguó alianzas antigermanas.

1.3 La Alemania de Bismarck.

En 1870, una vez concluido el proceso de unificación política, Alemania inició la construcción del nuevo Estado y se convirtió rápidamente en una gran potencia que aspiraba a dirigir la política europea y a extender por el continente su poder e influencia.

La Alemania del II Reich se forjó bajo la impronta del canciller Bismarck y del káiser Guillermo I (1871-1988). El régimen político asentado con la Constitución de 1871 mostraba un fuerte componente autoritario. Existía sufragio universal masculino pero sólo para la elección de la cámara baja (Reichstag). Tenía una estructura federal aunque Prusia poseía más diputados que los otros Estados en la cámara de los Estados (Bundestag). Además, ésta era elegida por sufragio censitario y tenía la función de proponer las leyes. Asimismo, el Kaiser podía nombrar a sus ministros con independencia del parlamento y ellos no eran responsables ante la cámara sino ante el mismo emperador.

Las fuerzas políticas dominantes eran las conservadoras, representantes del viejo espíritu de Prusia, aunque el Partido Obrero Socialdemócrata Alemán se fue imponiendo entre los trabajadores.


Sin embargo, para evitar un estallido revolucionario, Bismarck adoptó una serie de reformas sociales que favorecían a las clases populares: leyes de seguro de enfermedad, de accidentes de trabajo, de pensiones, etc. El caso de Alemania fue paradigmático de un modelo de cambio entre el autoritarismo y las reformas democráticas.

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