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El cambio social y sus límites
Del privilegio a la clase
Durante el siglo XIX se produjo en España el paso de una sociedad estamental a una sociedad de clases, con unas profundas diferencias entre ellas.A pesar de la transformación social, la nobleza, los altos cargos del ejército y la jerarquía eclesiástica continuaron manteniendo su preeminencia social y una gran influencia política.
A lo largo de la reforma agraria liberal, una parte de la nobleza supo adaptarse a los nuevos tiempos y conservar la propiedad de la tierra. Sin embargo, también se produjo la decadencia de algunas de las grandes familias terratenientes, que fueron incapaces de mantener su patrimonio y tuvieron que venderlo.
La burguesía aumentó durante el siglo XIX, pero el retraso industrial comportó que fuera más escasa y con menos poder político que en otros países de Europa.
Las clases populares
La mayoría de la población española, unos dos tercios, se dedicaba a las tareas agrícolas. La situación del campesinado era diferente según las regiones. En la mitad Norte predominaba la pequeña y la mediana propiedad, y en la mitad Sur, grandes latifundios trabajados por jornaleros.
En el primer caso, algunas explotaciones eran tan pequeñas que apenas garantizaban la subsistencia familiar. En el segundo, los bajos jornales abocaban a la miseria a las familias campesinas. Tan solo en algunas zonas, como Cataluña y Valencia, existía una mediana propiedad, que especializó sus cultivos (vino, cítricos...) y permitió la mejora de las condiciones del campesinado.
La industrialización comportó el surgimiento del proletariado industrial compuesto por antiguos artesanos y emigrantes del campo. Tuvo mayor peso en las zonas que concentraban a la población fabril, en especial Cataluña, el País Vasco, Asturias y Madrid.
En las ciudades pervivió un gran número de artesanos que subsistían en sus pequeños talleres hasta que la competencia de las fábricas les fue obligando a cerrar sus negocios. También existían trabajadores de servicios (limpieza, alumbrado...), empleados de comercio y trabajadores domésticos.
Contrariamente a la mujer burguesa, que se dedicaba al cuidado del hogar y la familia, las mujeres de las clases populares trabajaban fuera del hogar porque su salario era imprescindible para la supervivencia familiar. En el campo, participaban de las labores agrícolas, y en las ciudades trabajaban en las fábricas o se empleaban en el servicio doméstico (criadas, planchadoras, lavanderas...).
El limitado avance de la educación
El avance de la educación constituyó uno de los grandes indicadores de progreso en las sociedades más avanzadas. También en eso, España sufrió un retraso en comparación a otros países europeos.
A mediados del siglo XIX, el acceso a la enseñanza estaba reservado a las clases acomodadas y la mayoría de la sociedad española no sabía leer ni escribir.
La primera iniciativa para ampliar la educación fue la Ley de Moyano de 1857, pero chocó con graves limitaciones presupuestarias, ya que el Estado apenas invertía en educación. Esta legislación estipuló tres niveles de ensepanza y estableció la enseñanza privada y la pública, que debía financiarse con recursos del Estado.
A pesar del progreso que significó esta ley, en 1887, el 52% de los varones mayores de 10 años y el 77% de mujeres seguían siendo analfabetos.
La refoma educativa de Moyano
La primera enseñanza comprende las nociones rudimentales de más general aplicación a los usos de la vida. La segunda enseñanza comprende los conocimientos que amplían la primera y también preparan para el ingreso al estudio de las carreras superiores. La enseñanza superior comprende las que habilitan para el ejercicio de determinadas profesiones.
Ley de Instrucción Pública, 1857.
LOS TRES NIVELES EDUCATIVOS
- La enseñanza primaria dependía de los ayuntamientos y era obligatoria y de carácter gratuito para ambos sexos entre los 6 y los 9 años. A pesar de ello, la escolarización de los niños era muy superior a la de las niñas, pues no se consideraba necesaria su alfabetación.
- La enseñanza secundaria dependía de la provincia y en cada capital se construyó un instituto público. Sin embargo, solo accedían a ella las familias con recursos. Las mujeres tuvieron vetado el acceso, salvo contadas excepciones, hasta 1883.
- La enseñanza superior dependía del Estado, era muy centralista y existían pocas universidades. El grado de doctor solo se podís lograr en la Universidad Central de Madrid.
La Institución Libre de Enseñanza
A mediados del siglo XIX se introdujo en España una corriente filosófica alemana, el krausismo, basada en el racionalismo y el laicismo como base de la enseñanza.
La adopción de su modelo educativo se debió a Francisco Giner de los Ríos, quien en 1876 inauguró la Intitución Libre de Enseñanza.
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